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Revista Mi Barrio Observa N° 87

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El trabajo Infantil en Bolivia, una realidad que vulnera derechos y perpetua la pobreza 

NIÑEZ Y ADOLESCENCIA TRABAJADORA

En nuestra sociedad, existe una clase obrera barata y explotada que muchas veces pasa desapercibida: los niños, niñas y adolescentes trabajadores. Este grupo altamente vulnerable se ve obligado a desempeñarse en el trabajo informal para poder estudiar o simplemente sobrevivir. Son quienes encontramos en las calles vendiendo dulces o bolsas de nylon, cargando agua, llevando los bolsones de mercado, limpiando parabrisas o realizando cualquier otra tarea, ese trabajo que a veces regateamos, ese que miramos desde una sociedad del consumo y no nos duele ese trabajo que les permite llevar algo de dinero a casa.

Por ello es importante entender que esta clase obrera trabajadora tiene una vida que muchos de nosotros y nosotras no conocemos y cuando las y los vemos por las calles trabajando a tan corta edad sometidos a  malos tratos y vulneración de sus derechos, más bien las y los juzgamos; juzgando también a sus procreadores desconociendo la cantidad de necesidades y problemas que atraviesan para su subsistencia para cumplir con sus obligaciones dándonos una lección de vida porque muchos de ellos y ellas trabajan y estudian.

El trabajo infantil no solo pone en riesgo su salud y bienestar, sino que también limita sus posibilidades de acceder a una educación de calidad, perpetuando así un ciclo de pobreza difícil de romper. Aunque en algunos casos el trabajo infantil es visto como una forma de apoyo a la economía familiar, no podemos olvidar que la niñez debería ser una etapa de aprendizaje, juego y desarrollo integral, no de explotación y sacrificio.

Como sociedad, tenemos la responsabilidad de visibilizar esta realidad y exigir políticas que garanticen la protección y el acceso a oportunidades dignas para la niñez y adolescencia trabajadora. Solo así podremos construir un futuro en el que ningún niño o niña tenga que elegir entre estudiar o sobrevivir.

 

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